llegué quince minutos tarde. adrede.
entré con paso firme y sonriendo,
la corbata algo suelta, como si en realidad
no le diese importancia a nuestra cita.
ya me estaba esperando, hermosa y pálida,
en una mesa del fondo de aquel bar,
lejos del resplandor de las ventanas.
"sé a lo que vienes, no eres el primero."
ese fue su saludo. "Pero debo decirte,"
continuó después, "que es pronto todavía
y que aún gritaras su nombre algunas noches
y que todos tus versos buscarán su ternura,
prolongar ese tiempo donde aún
crees tu nombre importante para ella.
pero no debes engañarte:
el olvido que buscas -y que pronto vendrá-
no significa paz ni mejor suerte.
es el modo que tiene el tiempo de advertirnos
de que ya estamos listos para un nuevo fracaso."
J.Cánaves
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